Edward Louis Bernays (1891-1995) era sobrino por partida doble de Freud.
Su padre, Eli Bernays, era hermano de Martha (esposa de Freud) y de Minna. Y su madre, Anna Freud, era la mayor de las hermanas de Freud, la única que pudo escapar de morir en un campo de concentración nazi.



Aunque las relaciones entre los dos matrimonios no fuesen buenas, en parte debido a los celos de Anna hacia su hermano por los privilegios que este disfrutaba en casa, más tarde Freud ayudó a los Bernays a emigrar a Estados Unidos.
Considerado el padre de las Relaciones Públicas, es algo así como el reverso de su tío Sigmund: de la exploración individual de la neurosis a la explotación perversa de las masas. Una metáfora del cambio de paradigma que entre la Europa culta y elitista del siglo XIX y la Norteamérica mercantil y masificada del siglo XX, una transición traumática que llevó a Zweig al suicidio.
Del psicoanálisis a la publicidad. Edward Bernays supo ver en el Inconsciente una oportunidad de negocio, trabajando para Shell, Boeing o General Motors. Y una referencia para sofisticar la manipulación política: no es casual que fuese asesor personal de varios presidentes de EEUU.
Si Freud desarrolló su teoría en torno a la autoridad y la represión, Bernays profesionalizó la estrategia de la seducción: si las personas tienen Inconsciente y deseo, el mercado se encargará de convertirlo en un negocio.
De entre la muy abundante bibliografía y webgrafía en torno a su figura y su obra, destaca el documental El siglo del individualismo (The century of the Self, 2002), con una duración de 4 horas: