Dicen que Lacan era tacaño. Y basta ver la casa de Freud donde se instaló en Londres para intuir que también se hizo rico. Digo también porque parece que ambos compartían sendos rasgos. Cobraban mucho y administraban el negocio.
A Freud no le gustaba la música (allá queda el piano al que tuvo que renunciar la hermana para que él pudiese estudiar sin distraccions) y a Lacan tampoco le interesó.
Un lastre histórico para las pretensiones del psicoanálisis, que ignora el lenguaje más importante después del verbal y el matemático
Freud y Mahler eran judíos y vieneses famosos. Paradoja: jamás se encontraron. Excepto en una ocasión, a iniciativa del compositor tras dos tentativas fallidas, en Leiden (Holanda) en 1910.
Se entrevistaron solo durante unas horas, que han pasado a la mitología de la historia de la cultura en forma de acontecimiento. El encuentro mítico ha inspirado, por ejemplo, el documental fancés La Cinquième Symphonie de Mahler, d’un pas mesuré (2009), la película alemana Mahler auf der Couch (2010)
DOCUMENTAL
La Cinquième Symphonie de Mahler, d’un pas mesuré. Pierre-Henry Salfati (Francia, 2009)

FICHA:
https://www.film-documentaire.fr/4DACTION/w_fiche_film/23948_0
«D’un pas mesuré», telle est l’indication que donne Mahler au début du premier mouvement de sa cinquième symphonie qui s’ouvre par une marche funèbre monumentale. Cette composition évoque un lourd traumatisme d’enfance que Mahler confie à Freud. Au cours d’une unique rencontre, les deux hommes se sont promenés un jour d’août 1910. Une longue ballade… D’un pas mesuré. Promenade psychanalytique de quatre heures qui bouleversera sa vie d’homme et de compositeur.
CÓMO VER:
ARTE Boutique (alquilar o comprar)
MUBI (en este momento, no disponible)
FRAGMENTO:
https://vimeo.com/93620492
Mahler auf der Couch. Felix O. Adlon, Percy Adlon, 2010
Mahler murió al año siguiente de la entrevista con Freud. Por lo visto, el músico no había pagado la sesión. Por prisas, despiste o la típica falsa indiferencia hacia el dinero de los artistas.
¿Y qué hizo Freud? No lo olvidó y escribió a la viuda reclamando el pago de la minuta.
Se entiende que la sofisticada Alma, que siempre se relacionó con la aristocracia cultural de su época, se refiriese al psicoanalista como «el idiota de Freud».