El cuadro (1866) fue un escándalo. Con el tiempo, las coordenadas del cuadro alcanzan la moral burguesa, la II Guerra Mundial, el psicoanálisis, la posmodernidad.
Viajó de Francia a Hungría, fue incautada por los nazis, recuperada por los rusos, devuelta al coleccionista húngaro y finalmente vendida a Lacan.
Y Lacan, como habían hecho los anteriores propietarios, cubrió la pintura con otra, y ahí se echa en falta la interpretación analítica del ocultamiento.
O no:
«La casa de campo donde estuvo escondido el cuadro era el lugar usado por Lacan para encontrarse con su amante. Aunque lo parezca, no hay ninguna contradicción en que un famoso psicoanalista mantenga oculto un cuadro porque se lo considere «inmoral». Por el contrario, es coherente con la hipocresía social que un hipócrita burgués pregone lo contrario de lo que realmente piensa y hace. Y Lacan no ha sido sino otro burgués aprobado por burgueses que le concedieron autoridad para hablar sobre la conducta humana.» (Juan Carlos Boveri)
Lacan, como Freud, era un compulsivo coleccionista de arte. Pero mientras Freud se orientaba a la arqueología y la escultura egipcia, Lacan intimó con la vanguardia. Se casó con Sylvia Bataille, ex de Georges Bataille. Asistió a la primera lectura de Ulysses de James Joyce. Trató a Picasso y fue amigo y compinche de Dalí.

Dalí llegó a entrevistarse con Freud (vía Stefan Zweig) en 1938, un año antes de que este muriese: como si el pintor hubiese tenido el capricho de hacerse un selfie con el psicoanalista legendario: puro fetichismo.
La artista ORLAN (1947- ) replicó el cuadro de Courbet en 1989, desde una estética contemporánea orientada al arte corporal. Su versión de Courbet se titula El origen de la guerra:

Jacques-Alain Miller (yerno de Lacan y líder del lacanismo desde hace décadas) entrevistó a ORLAN en 2008:
Deborah de Robertis (perfil en Vimeo) convirtió el cuadro en performance en 2014, frente al cuadro en el mismo museo d’Orsay.

No es su única recreación reivindicativa. Se ha desnudado en otros espacios institucionales como el Santuario de Lourdes.
Más recientemente (2020), Ali David Teymouri recreó el cuadro en una llamada «versión confinamiento». Del realismo de Courbet a la posmodernidad más líquida:

Se había inspirado en el cuadro de Etienne Gross:

El artista urbano Sam3 pintó una versión en forma de graffitti participando en el proyecto Reversible (Rivas-Vaciamadrid, Madrid, 2019) Al cabo de pocas horas el Ayuntamiento la censuró, cubriendo la valla con una lona negra. Vuelta al origen del mundo: el Poder.

Bonus:
Una curiosidad:
Según Claude Schopp (El origen del mundo, vida de la modelo), la mujer que posó para Courbet se llamaba Constance Queniau y era una antigua bailarina de la Ópera de París.


