segunda tópica

Veinte años después de proponer la división del aparato psíquico en tres instancias (Prec, Cc, Icc), Freud modificó este modelo por otro al que se llamó segunda tópica y que estructuraba el aparato psíquico igualmente en tres componentes, ahora llamado Ello, Yo y Super Yo.
En realidad, esta segunda tópica es un desarrollo o sofisticación de la primera. No la contradice, la matiza o despliega desde una perspectiva más dinámica que en la primera formulación.

El Ello es el reservorio de las pulsiones sexuales y de muerte, se rige por el principio del placer que busca la descarga inmediata y funciona de acuerdo al proceso primario (pensamiento no ligado, falta de temporalidad)
El Ello es por tanto equivalente al Inconsciente de la primera tópica con la diferencia que ahora este no es solo el almacén de lo reprimido sino también de las pulsiones.
Es la primera instancia que crea el aparato psíquico: el bebé es puro Ello.

El Yo es resultado del contacto del Ello con la realidad. El mundo exterior impone unos límites al Ello, que le obligan a gestionar las pulsiones de acuerdo al principio de realidad, el pensamiento lógico y la temporalidad. El Yo a veces es descrito como la conciencia, aunque Freud anotó que hay una parte del Yo que es inconsciente, tal como descubrió con los mecanismos de defensa que aparecían en las sesiones. El Yo consciente del paciente decidía acabar con el análisis o no seguir indagando más allá y esta decisión tenía que provenir del Inconsciente.
El Yo es el mediador entre el Ello y el Super Yo.

El Super Yo es una instancia que se instaura en el sujeto desde su entorno (familia, escuela, sociedad). Es el conjunto de valores morales, de leyes, de principios que rigen su sociedad y delimitan lo que está bien o mal, es legal o no. Es el enemigo del Ello por cuanto le impone el control de las pulsiones. Es sinónimo de autoridad y exigencia. Pero, como nos enseña la Historia, el poder inevitablemente genera abusos y corrupción. La Iglesia, el Estado, el Ejército y demás instituciones clásicas desarrollan episodios de crueldad. La moralidad puede tornarse fanatismo, fundamentalismo. Hoy, la sociedad occidental está sustituyendo la censura y la represión de las sociedades autoritarias por la sugestión y la publicidad, por lo que puede parece que apenas existe un Super Yo en nuestro psiquismo. Ya no es severo y amenazante, ahora nos invita de forma implacable a consumir.

  • Los sentimientos de culpa, autodestrucción o perfeccionismo derivan del Super Yo.
  • Los sueños, los apetitos descontrolados o la tendencia a repetir situaciones traumáticas son producto del Ello.
  • Los conflictos y la gestión de las relaciones con los demás son expresión del Yo, que también modera los impulsos del Ello y las órdenes del Super Yo.

En el sexo,

  • la predominancia del Ello empuja al «aquí te pillo, aquí te mato» (satisfacción inmediata de las pulsiones),
  • el Super Yo se manifiesta en la represión sexual (mandamiento religioso y moral) o en el actual mandato de tener sexo para una vida sana,
  • el Yo sabe tener una sexualidad adulta basada en el consentimiento mutuo («solo sí es sí»).

La mansión de la película Psicosis parece coincidir en su estructura con la segunda tópica: en el piso de arriba vive en Super Yo (la figura de la madre autoritaria, con su estricta moralidad), en la planta vive el Yo, Norman (en su personalidad funcional, encargado de una pensión y con vida autónoma), en el sótano está el Ello (donde está oculta la momia de la madre: la pulsión de muerte)

Los Simpson también admiten una interpretación analítica. Homer representa el Ello (impulsivo, primitivo, infantil), Lisa representa el Yo (mediadora, sentido común, conciencia), Margie representa un Super Yo particular: por una parte, regaña a Homer, por otra parte se burla de él.