los chistes

Manifestaciones del Inconsciente | Chistes y represión | Características del chiste

«Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad”.

Sigmund FREUD

Freud detectó que las histéricas que trataba se resistían a continuar la exploración del pasado en el que poder ubicar el trauma que estaba actuando sobre el conflicto actual. «Me mienten», parece que dijo. Esta fue la pista para la hipótesis de los mecanismos de defensa y el Inconsciente. Aquello que resulta intolerable para el aparato psíquico es desviado al Inconsciente. Ocultado, enterrado, reprimido. Pero esta represión no impide que el trauma pugne por manifestarse. Ningún sistema de seguridad, por mucho que se blinde, puede evitar que se produzca algún punto de fuga. O sea que lo reprimido regresa en forma de síntoma: el síntoma sería una manifestación sustitutiva del conflicto encerrado en el Inconsciente que insiste en mostrarse.

Este es un resumen de la lógica que le llevó a Freud muchos años de observación, elaboración y también enfrentamientos con la neurología y la psicopatología de la época. Una lógica tan simple (o mejor: simplificada aquí con intención didáctica) como que las ideas o vivencias que reprimimos en la infancia acaban manifestándose en forma de síntomas. El Inconsciente, pues, no es un depósito de cadáveres sino algo muy vivo que se resiste a permanecer oculto a la consciencia.


Los síntomas (pensamientos obsesivos, fobias, algunas molestias físicas crónicas) son manifestaciones del Inconsciente, según Freud.
No son las únicas. También el Inconsciente puede manifestarse en los sueños, en distintas formas de lapsus y olvidos, en los chistes.

Los tres grandes libros de Sigmund Freud sobre manifestaciones del Inconsciente:
· La interpretación de los sueños (1900)
· Psicopatología de la vida cotidiana (1901)
· El chiste y su relación con lo Inconsciente (1905)


Nos reímos con algunos chistes sin que a veces nos demos cuenta de que expresan algún sentimiento que nuestra consciencia rechaza. Nos reímos con chistes que ridiculizan a los maricas, a los negros, a los latinos, a los judíos, a los gitanos, a las mujeres, a los locos, a las gordas, los gangosos, los tartamudos… Pero somos todos feministas, por supuesto. No somos racistas ni xenófobos.
Entonces, ¿por qué nos reímos?, ¿por qué nos hacemos cómplices por unos segundos de un mensaje humorístico que ataca o humilla a colectivos vulnerables?

Según el psicoanálisis, las personas estamos divididas: por una parte nuestro Consciente, por otra nuestro Inconsciente. Y este Inconsciente es el que se asoma fugazmente en algunos de los chistes.
Oficialmente somos demócratas, feministas, pacifistas, antirracistas… Pero esta actitud convive con otra, heredada de siglos, compartida con nuestro entorno.

Es significativa la cantidad de chistes producidos en torno a temas que son o han sido tabú. La religión, la política.
Las dictaduras prohíben, reprimen. Y como lo reprimido retorna, los chistes funcionan como válvula de escape. Las dictaduras políticas o religiosas generan chistes como única forma de saltarse las barreras que impone la represión legal y policial. Los chistes permiten que, por lo bajo y sin apenas darse cuenta, la gente libere el Inconsciente reprimido.


Algunos chistes del comunismo soviético, un sistema que torturó, ejecutó o encerró a millones de personas:

Un socialista, un capitalista y un comunista deciden hacer una reunión.
El socialista llega tarde y dice: Perdonen, llegué tarde porque me quedé esperando en la cola de entrega de salchichas.
¿Qué es una cola? – pregunta el capitalista
¿Qué son las salchichas? – pregunta el comunista.

¿Por qué la Unión Soviética decidió invadir Afganistán?
Porque decidieron empezar por orden alfabético.

«En la Unión Soviética solo tenemos dos canales de televisión. En el canal uno solo hay propaganda del Gobierno. En el canal dos hay un agente de la KGB diciéndote que vuelvas al canal uno o te atengas a las consecuencias.»

Brezhnev da un discurso que se suponía iba a durar unos veinte minutos. Pasan treinta, cuarenta minutos, y el dirigente continúa. “Es culpa mía”, dice uno de sus ayudantes. “Le di tres copias del discurso”.

Algunos chistes del franquismo:

Un español que ha pasado varios años fuera de España -por la guerra o por otra causa- vuelve al cabo del tiempo. Charla con un familiar.
– ¿Y por aquí como estáis?
– No nos podemos quejar.
– Entonces, bien ¿no?
– No, no: que no nos podemos quejar.

Tras una crisis de salud un admirador llegó al palacio del Pardo con una pequeña tortuga, especie conocida por su longevidad.
– Excelencia, quisiera regalarle esta pequeña tortuga, que le hará compañía.
– Gracias, pero no. Luego estos animalitos se mueren y da mucha pena.

Tras un consejo de ministros Franco no encuentra su cartera y dice al ministro de la Gobernación que inicie una discreta investigación al respecto entre sus compañeros de gabinete. Al día siguiente la encuentra bajo una mesa y dice al ministro que interrumpa la investigación.
– A la orden, Excelencia. Pero ya habían confesado todos.


El carácter subversivo de algunos chistes se hizo evidente en el episodio terrorista del 7 de enero de 2015 contra el semanario satírico Charlie Hebdo donde murieron 12 personas.


Sexo, muerte. Los dos grandes misterios contra los que topa la ideología. Cada sociedad, época y cultura ha construido respuestas a la medida de sus intereses.
Por ejemplo: el catolicismo tradicional reduce el sexo a un deber conyugal de procreación y resuelve la muerte como una liberación para los que han cumplido con los mandamientos.
Hoy día el sexo se resuelve vía sexología y porno. Y la muerte se deriva a las residencias y hospitales, alejándola de la realidad cotidiana: la muerte es fea porque atenta contra la ideología dominante que promueve el ideal de eterna juventud consumista.

Paradójicamente, son muchos los chistes en torno al sexo y a la muerte. Los famosos chistes verdes y el humor negro.


En su estudio (insólito en la época y todavía hoy día), Freud señala algunas características del chiste:

  • Brevedad. Comparable a la epifanía, revelación fugaz. Así es como se manifiesta el Inconsciente.
  • Condensación y desplazamiento, tal como sucede en los sueño
  • Doble sentido, ambigüedad
  • Social, a diferencia de los sueños que son un producto totalmente asocial.
  • Carácter lúdico (juego, placer), también a diferencia del sueño.
  • Comicidad. El chiste es la vía cómica para acceder al Inconsciente.
  • Absurdo. El chiste rompe la lógica racional del pensamiento consciente