la neurosis y sus tipos

La neurosis se vive como angustia. Una angustia desproporcionada que puede carecer de causa evidente pero que acompaña al sujeto como parte de su existencia psíquica. También se manifiesta como duda o conflicto. Inseguridades que generan una baja autoestima o sentimiento de culpa. Impotencia, dificultad para culminar proyectos, sensación de estancamiento. Esta inquietud puede traducirse en una excesiva propensión al orden como necesidad compulsiva de restablecer una seguridad perdida. Otros síntomas asociados coloquialmente con la neurosis: nerviosismo, depresión, inadaptabilidad, irritabilidad…

Freud dedicó casi todo su trabajo clínico y teórico a las neurosis. Empezó su investigación con la histeria y después amplió su interés y dedicación a la obsesión y a las fobias.
La teoría psicoanalítica conserva buena parte de este modelo, el mismo que propuso Freud. Hay tres tipos básicos de neurosis: histeria, obsesión y fobias. En ocasiones los términos usados pueden variar para referirse a estos tres tipos pero la referencia conceptual sigue siendo la misma.


ESTRUCTURAS CLÍNICAS

La neurosis es una de las tres estructuras clínicas:

Se suele decir que el neurótico lucha (con los demás, consigo mismo), el psicótico niega a los demás (o sea, la realidad), el perverso controla o domina a los demás.

Desde otra perspectiva, cada una de estas tres estructuras son tres formas de respuesta al complejo de Edipo y la angustia de castración:
Neurosis -> Reprime -> Síntoma
Psicosis -> Niega -> Alucinación
Perversión -> Reniega -> Fetiche


LA NEUROSIS

El psicoanálisis está especialmente orientado al estudio y tratamiento de las neurosis mediante la concienciación de aquello que quedó sepultado en el Inconsciente por la represión.
Neurosis, represión e Inconsciente son pues conceptos interdependientes:

la represión oculta un trauma en el Inconsciente, desde el que retorna en forma de síntoma neurótico.


TIPOS DE NEUROSIS

En la histeria, el conflicto neurótico se expresa en el cuerpo.
En la obsesión, el conflicto se manifiesta en el pensamiento.
En las fobias, el conflicto se desplaza a un objeto, escena o idea.

HISTERIA

En la histeria, el conflicto neurótico se manifiesta en el cuerpo mediante síntomas que no tienen un origen orgánico. Dolores, cefaleas, insomnios, espasmos, temblores, sudoraciones, contracturas, anorexia, tics, vómitos, parálisis…
La psiquiatría eliminó la histeria como categoría diagnóstica alrededor de 1980 y desde entonces se tiende a pensar que la histeria es un desarreglo del pasado, si no un mito o una superstición. Efectivamente, hasta finales del siglo XIX, la histeria era un término que agrupaba todo tipo de desórdenes orgánicos o conductas erráticas para los que la medicina no encontraba explicación. Se suponía que fingían sus males y por eso a veces se las exhibía.
La histeria, asociada a la mujer desde la antigüedad (hysteria significa útero) era sinónimo de teatralidad, inadaptación, rebeldía, descontrol. Las mujeres histéricas eran por tanto peligrosas y se las encerraba: el famoso internado-prisión de la Salpêtrière en París alojaba miles de locas, prostitutas, pobres, ancianas y todo tipo de mujeres que resultasen incómodas a sus maridos, hermanos o padres.
La histeria era pues un cajón de sastre, tanto social como médico. Freud fue de los primeros que propuso que la diversidad de síntomas histéricos tenían un origen psíquico al que se podía acceder mediante hipnosis o hablando. La histeria era un tipo de neurosis y estaba causada por un trauma sexual, real o fantaseado.
Un siglo después empieza a asociarse la histeria con una violencia social estructural, como la que han padecido las mujeres hasta hace poco:


OBSESIÓN

La neurosis obsesiva manifiesta el conflicto neurótico en el pensamiento. El neurótico es tomado por ideas, manías y convicciones que le empujan a determinadas conductas. Necesita poner en práctica estas conductas (rituales, repeticiones) para sentirse seguro, protegido, tranquilo.
El obsesivo es invadido por miedos que cree poder conjurar y alejar mediante protocolos. Los protocolos que sigue el obsesivo le protegen de una amenaza que siente como real a pesar de que solo exista en su imaginación.
A diferencia de las supersticiones (que son sociales y compartidas o heredadas: gato negro, escalera, espejo, sal…), los pensamientos obsesivos son particulares, propios del sujeto. Son creación subjetiva que además puede cambiar de objeto: de la obsesión por algo se puede pasar a la obsesión por otra cosa.
El síntoma obsesivo, según Freud, es el retorno de la represión vivida en la primera infancia durante el proceso edípico.
Hoy este tipo de neurosis se ha popularizado enormemente bajo el diagnóstico de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) usado por la siquiatría.


FOBIAS

La fobia es un temor exagerado e injustificado a algo exterior, del que tiene que alejarse porque causa angustia a quien lo padece.
Al igual que la obsesión, se trata de un mecanismo defensivo que protege de una experiencia reprimida. La obsesión nos fija a algo y la fobia nos aleja de algo, y este algo (escena, objeto…) es el representante de un trauma infantil al que nuestra conciencia no tiene acceso: el origen de las neurosis (histeria, obsesión, fobias) nos es desconocido.
Este es el trabajo del análisis: interpretar el síntoma, darle un sentido, y así disminuir el sufrimiento que produce.

La fobia, por otra parte, permite colocar en este algo (animal, situación, experiencia) la angustia, con lo cual esta encuentra un asidero y se reduce. El fóbico soluciona así el exceso de angustia que no le dejaría vivir. Este beneficio paradójico, como efecto secundario, es uno de los posibles efectos positivos del síntoma, por algo se dice que el síntoma es un pacto entre la conciencia y lo Inconsciente.

La fobia usa el mecanismo del desplazamiento: desplaza a un objeto o situación externos la angustia interna que no se ha tramitado desde el trauma originario. Según Freud, hay dos tipos de fobias:

  • Fobias comunes, compartidas por mucha gente y que obedecen a causas entendibles: fobia a los aviones, a los espacios cerrados, a las arañas…
  • Fobias contingentes, propias o exclusivas de cada sujeto y aparentemente absurdas: la fobia a los caballos del pequeño Hans.

Análisis de la fobia de un niño de cinco años

  • La fobia: Se trata de un caso publicado por Freud en 1909. Hans, un niño de 5 años, tenía terror a los caballos, hasta el punto de no poder salir de casa.
  • Los datos: Hans sentía deseos de que el padre muriese para así disfrutar más de su madre a solas. El niño había sentido intensos celos al nacer su hermanita, con la crisis edípica consiguiente al perder la exclusividad de la madre. Paralelamente, Hans se recreaba en juegos masturbatorios con su «hacepipí». Tiene miedo a ser castrado desde que su madre lo amenazó si no cesaba en estos juegos.
  • El análisis: El caballo simbolizaba al padre, Hans los asociaba por su gran «hacepipí». Siente angustia de castración y también culpa por desear la muerte del padre. El caballo, símbolo del padre, es el objeto al que Hans ha desplazado su angustia y su miedo a ser castigado, o sea, mordido en sus genitales.
  • La curación: Los padres le explican a Hans el misterio de los nacimientos. Hans fantasea que su padre se casará con la abuela, de forma que él podrá casarse con su madre, así deja de ver al padre como rival amenazador y de sentirse culpable. Otra fantasía: llega un instalador a casa que le podrá sustituir su «hacepipí», con lo que desaparece la angustia de castración.