"Existe también la tendencia [...] a renovar para el niño privilegios renunciados hace mucho tiempo por los padres. La vida ha de ser más fácil para el niño que para sus padres. No debe estar sujeto a las necesidades […] de la vida.
La enfermedad, la muerte, la renuncia al placer y la limitación de la propia voluntad han de desaparecer para él. Y las leyes de la naturaleza, así como las de la sociedad, deberán detenerse ante su persona. Habrá de ser de nuevo el centro y el nódulo de la creación:
His Majesty the Baby, como un día lo estimamos ser nosotros.
Deberá realizar los deseos incumplidos de sus progenitores y llegar a ser un gran hombre o un héroe en lugar de su padre, o, si es hembra, casarse con un príncipe, para tardía compensación de su madre. El punto más espinoso del sistema narcisista, la inmortalidad del yo, tan duramente negada por la realidad, conquista su afirmación refugiándose en el niño. El amor parental, tan conmovedor y tan infantil en el fondo, no es más que una resurrección del narcisismo de los padres."
Sigmund FREUD: Introducción al narcisismo (1914)

Pero…
¿Realmente el bebé que retrata Freud como un príncipe es un bebé universal?
En Inglaterra y otros países recién industrializados, casi por las mismas fechas, los niños eran mano de obra barata, explotada sin derecho a la salud, la educación, el ocio ni nada que se pareciese a los que difrutaba el niño de la familia burguesa retratada por ejemplo en Peter Pan (obra teatral escrita en 1904 y popularizada después por Walt Disney): un retrato confortable que seguramente se parecería al que vivió Freud en su infancia. Casa con tres pisos, hogar acogedor, servicio doméstico, infancia rodeada de juegos y cuentos.
Hoy, el síndrome de Peter Pan se usa para referirse a adultos que se resisten a crecer, aferrados al «paraíso perdido» que se supone es la infancia: un tiempo feliz donde no existía el paso del tiempo ni las responsabilidades.
Pero…
¿de verdad la infancia es un paraíso?
La infancia es una realidad cultural. Cambia con el tiempo a medida que cambia la sociedad y sus valores.
Incluso el historiador Philippe Ariès (El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen, 1960) afirma que la infancia es un concepto creado por la sociedad moderna.
Según Lloyd de Mause (Historia de la infancia, 1983), la concepción de la infancia como grupo social específico no existe hasta muy entrado el siglo xviii. Antes, los niños/as “nos existían”. Se confunden entre la población y sufren la agresión del adulto. De hecho, la historia de la infancia es una historia trágica, monótonamente penosa.
A continuación, una reseña del profesor Jesús Vilar que resume los 3 tipos de relación paterno-filial (proyectiva, de inversión y empática) y las 6 principales etapas históricas de estas relaciones: infanticidio (hasta el s. IV), abandono (IV-XIII), ambivalencia (XIV-XVII), intrusión (XVIII), socialización (XIX) y ayuda (XX)
Freud desarrolló sus teorías a partir de la investigación de la histeria y de la hipótesis de una sexualidad infantil. Un escándalo en su época de moral victoriana… y todavía ahora.
Hay una relación particular del psicoanálisis con la infancia, que se desarrolló a partir de Anna Freud o Melanie Klein y que se mantiene viva. Hoy, el psicoanálisis infantil es cada vez más habitual.
La terapia psicoanalítica aborda el sufrimiento infantil, la angustia y los miedos que experimentan especialmente los niños de la sociedad actual.
¿Y antes de 1900? ¿Cómo representaban los niños esta angustia? Según Bruno Bettelheim (Psicoanálisis de los cuentos de hadas, 1976): mediante los cuentos. Los cuentos tradicionales formulan de manera simbólica conflictos infantiles.
El libro de Bettelheim (podéis descargarlo a continuación) aplica a los cuentos tradicionales algunos de los conceptos básicos de la teoría psicoanalítica. Comentaremos más adelante sus comentarios a Hansel y Gretel y a Caperucita Roja.