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Autor: emiligenevila

  • Vida de Freud (2): Investigando

    Vida de Freud (2): Investigando

    Médico. Neurólogo. Investigaba cerebros de ranas…Publicaba (una compulsión de por vida) artículos en pos del triunfo y la fama desde jovencito.
    Total: 13 años dedicados a la neurología clínica (internado en el Hospital General de Viena, neuropediatría ambulatoria en el Instituto Kassowitz, consultorio privado)

    La lista siguiente de publicaciones arranca cuando apenas tenía 22 añitos:

    1877: Observaciones sobre la morfología y estructura fina de los órganos lobulados de la anguila, descritos como testículos
    1877: Sobre el origen de las raíces nerviosas posteriores en la médula espinal del amocetes
    1878: Sobre los ganglios raquídeos y la médula espinal del Petromyzon
    1879: Noticia sobre un método para preparaciones anatómicas del sistema nervioso
    1882: Sobre la estructura de las fibras y de las células nerviosas en el cangrejo de río
    1884: Hemorragia cerebral con síntomas basales focales indirectos en un paciente con escorbuto

    Y así hasta 1888, cuando se interesó por la hipnosis y la sugestión, a un ritmo de cuatro o cinco publicaciones cada año sobre particularidades neurológicas.

    El artículo sobre el escorbuto que cerraba la lista de arriba es el primero de tres con los que se postulaba como docente para enseñar Neurología, poco antes de trasladarse a París para estudiar con Charcot.

    Pero la solicitud fue desestimada. La condición de judío de Freud parece que pesó sobre la negativa.
    El episodio está contado en el manga Sigmund Freud. Introducción al psicoanálisis (la otra h, 2017) A continuación, las 9 páginas que recogen el incidente:


    Paradoja: Viena y en general la sociedad austríaca había experimentado un fuerte crecimiento económico en parte gracias a la actividad comercial de una comunidad judía mal que bien asimilada. Pero el antisemitismo marcaba territorio y solo unas décadas después la Gestapo detuvo a los hijos de Freud, los nazis quemaron y prohibieron sus libros y sus hermanas murieron en campos de concentración.


  • más Sócrates, menos Descartes

    más Sócrates, menos Descartes

    Con Sócrates empieza la filosofía (por eso los filósofos anteriores se llaman presocráticos: un antes y un después) pero con Descartes empieza la era de la razón y por tanto de la ciencia.
    ¿La filosofía por un lado, la ciencia por otro?

    El psicoanálisis ama a Sócrates. ¿No se dedica a preguntar y callar el/la psicoanalista? ¿No se dedica a recortar significantes para cuestionar los significados adheridos?: «¿Qué quería usted decir con…?», «¿A qué se refiere cuando dice que…?», «¿Qué es para usted…?» Cuestionar el enunciado para escuchar la enunciación. Tirar el hilo para llegar a desde dónde se habla, por boca de quién habla.

    El psicoanálisis son preguntas. El analista pregunta al analizante para que este se pregunte.
    La ciencia con certezas. Provisionales, mientras se contrasta y comprueba y hasta que no aparece una nueva hipótesis que genera nuevos axiomas o viceversa. Pero certezas.

    Descartes proporcionó a la cultura la primera certeza. No puedo confiar de mis percepciones, de mis sentidos. Pero tengo la certeza de que pienso. La certeza del pensamiento. De la razón. De la ciencia que arrancó a partir de aquí.

  • Caperucita Roja y el Inconsciente (1)

    Caperucita Roja y el Inconsciente (1)

    La ambigüedad. ¿Qué simboliza el color rojo en una niña quizás preadolescente? ¿Qué se insinúa con la mantequilla en la cesta de Caperucita? ¿Por qué el lobo no se come a Caperucita tan pronto la ve? ¿Por qué la niña se acuesta desnuda? ¿Por qué la madre la envía sola por el bosque sabiendo de sus peligros? Etcétera.

    • Primera pista: la fascinación universal por la historia (miles de versiones, del anime al porno pasando por la tradición oral y las moralejas) se sostiene sobre lo no dicho, la paradoja, la ambigüedad. ¿No es esto acaso lo Inconsciente mismo?
    • Segunda pista: la sexualidad infantil. Reprimida, disfrazada, por supuesto. Es famosa la frase de una protagonista de la novela El bosque de la noche de Djuna Barnes: «A Nora se le pasó una idea por la cabeza: «¡Dios mío, los niños saben algo que no pueden explicar, les gusta Caperucita Roja y el lobo en la cama!»»
    • Y una curiosidad: es el único cuento de Perrault sin elementos mágicos y es uno de los pocos cuentos tradicionales que la factoría Disney no ha versionado.

    De las infinitas variaciones y refundiciones, dos se han popularizado por encima de las demás: la de Perrault (1697) y sobre todo la de los Grimm (1812).
    La de Perrault es más descarnada (y por tanto «aleccionadora»: niñas, la peor de las muertes os espera si sois confiadas y libres) El lobo y la niña están desnudos en la cama, el lobo devora a la niña. Para fijar la enseñanza, tras una escenas traumáticas, Perrault acaba con la típica moraleja de sus cuentos:
    La niña bonita,
    la que no lo sea,
    que a todas alcanza
    esta moraleja,
    mucho miedo, mucho,
    al lobo le tenga
    ,
    que a veces es joven
    de buena presencia,
    de palabras dulces,
    de grandes promesas,
    tan pronto olvidadas
    como fueron hechas.

    La de los hermanos Grimm devuelve la confianza al auditorio: Caperucita y la abuela son salvadas por un cazador o recuperadas de la barriga del lobo por un leñador, que después lo mata: resucitan y el lobo es castigado. En una versión posterior añadieron que las dos mujeres cazan a otro lobo que amenazaba por los alrededores: final feliz, empoderamiento incluido.


    Turno del psicoanálisis: Bruno BettelheimCaperucita Roja«. En Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Ed. Crítica, 1994, págs. 188-205)

    Bettelheim argumenta el valor de los cuentos tradicionales: proporcionan claves simbólicas a los niños, que les permitían elaborar sus conflictos psíquicos:

    «»Los verdaderos cuentos de hadas tienen significado a distintos niveles; sólo el niño puede saber cuáles son importantes para él en un momento dado. Al ir madurando, el niño descubre nuevos aspectos de estos cuentos populares y esto le confirma la idea de que ha llegado a una comprensión más madura, puesto que la misma historia le revela ahora mucho más que antes. Esto sólo puede suceder si no se le dice al niño, de manera didáctica, lo que se supone que transmite la historia, es decir, sólo cuando el niño descubre espontánea e intuitivamente los significados de un cuento que hasta entonces habían permanecido ocultos. Gracias a este descubrimiento, un cuento deja de ser algo que se había dado al niño, para convertirse en algo que él ha creado en parte.»

    La significación latente en Caperucita contrasta con la del cuento clásico Hansel y Gretel, así lo va señalando Bettelheim:

    • Hansel y Gretel: Infancia. Abandono obligado de la dependencia materna. Personajes maternos (madre, bruja). Fase oral. Principio del placer.
    • Caperucita: Adolescencia. Viaje iniciático. Conflicto principio de placer vs principio de realidad. Personajes masculinos (lobo seductor vs leñador protector). Transferencia de atractivo sexual (la capa roja que regala la abuela a Caperucita). Sexualidad prematura y ambivalente. Simbolización del encuentro sexual (meterse en la cama; devorar como metáfora)

    «Gustave Doré, en una de sus famosas ilustraciones para cuentos, muestra a Caperucita y al lobo juntos en la cama. En el dibujo, el lobo aparece como un animal más bien pacífico, mientras que el aspecto de la niña muestra una preocupación por los poderosos sentimientos ambivalentes que experimenta al contemplar al lobo que yace junto a ella. Caperucita no hace ningún movimiento para escapar. Parece intrigada por la situación, atraída y repelida al mismo tiempo. La combinación de sentimientos que sugieren su cara y su cuerpo se puede describir como fascinación. Es la misma fascinación que el sexo, y todo lo que lo rodea, ejerce sobre la mente infantil»

    Más simbolizaciones: embarazo y/o cesárea (cuando las dos son extraídas de la barriga del lobo) acabados exitosamente, figura paterna (lobo, cazador), maduración personal (iniciativa de Caperucita de rellenar la barriga del lobo con piedras; la niña literalmente renace), evolución de la oralidad (descontrolada en el lobo vs controlada en Caperucita con su cesta). Etcétera.

    «Cuando sale de la barriga del lobo, vuelve a nacer en un plano superior de existencia; al relacionarse positivamente con sus padres, ya no es una niña y vuelve a la vida convertida en una joven». Así acaba su análisis Bruno Bettelheim.

  • lxs psicoanalistas que no amaban a las mujeres

    lxs psicoanalistas que no amaban a las mujeres

    El psicoanálisis ha sido, es, un constructo masculino en una época que era, es, machista y patriarcal. Me remito a la vida cotidiana de Freud e incluso a la de Lacan para reconocerme: mi tiempo, mis pasiones, mi éxito, mi profesión, mis crisis. Y como trasfondo mi familia.

    Es cierto que desde pronto el psicoanálisis contó con alguna mujer destacada. Melanie Klein, Anna Freud. Hay otras figuras en este decorado, incluso invisibilizadas.
    Satélites que giraban alrededor, cerca, a partir de los genios, los gurús, los padres generadores de autoridad.

    Lacan murió hace más de 40 años pero todavía hay psicoanalistas que manejan el mismo ecosistema. Un paradigma donde además de deseo, objeto a, cinta de Moebius o grafo del deseo, vive la lógica de la sexuación, el goce femenino del No-Todo o sentencias del tipo «la mujer no existe». Etcétera.

    Betty Friedan, segunda ola feminista, detectó sin problemas el patriarcado inconsciente de Freud en La mística de la feminidad (1963)
    Freud no pudo asumir este análisis porque llevaba más de 20 años muerto pero parece que Lacan, que entonces tendría unos 60 años y estaba en plena forma intelectual, tampoco registró tal lectura, el que era un lector omnímodo y apasionado.

    La tercera ola feminista lee a Lacan. Lo corrige.
    Y recorta su discurso en el sentido más analítico del término.


    Algunas citas:
    Elizabeth Wright (Lacan y el posfeminismo, 2000) intentó encajar el lacanismo en el feminismo. ¿No se habían vivido décadas de freudo-marxismo?
    Judit Butler añade Foucault al encaje de Lacan con el feminismo.
    Angela McRobbie (The Aftermath of Feminism, 2009) estudia la cultura popular y juvenil


    Crédito de la imagen: Gerineldo

  • las 2 (o 3 o 4) etapas de Freud

    las 2 (o 3 o 4) etapas de Freud

    [Protopsicoanálisis o Etapa Preanalítica] 1886-1896
    Hipnotismo, sugestión
    Charcot (1893)
    Las neuropsicosis de defensa (1894)
    Estudios sobre la histeria (1895)
    Proyecto de una psicología científica (1895),

    [Etapa Analítica] 1896-1909
    Asociación libre, Primera tópica, pulsión, represión, Edipo, primera teoría pulsional
    La interpretación de los sueños (1900),
    Psicopatología de la vida cotidiana (1901)
    Tres ensayos de teoría sexual (1905)
    El chiste y su relación con el inconsciente (1905)

    1911-1920 
    Tótem y tabú (1912)
    Introducción al narcisismo (1914),
    Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17)

    [El giro de 1920] 1920-1939 
    Segunda tópica, segunda teoría pulsional, compulsión de repetición
    Más allá del principio de placer (1920)
    La psicología de las masas y análisis del yo (1921),
    El yo y el ello (1923),
    El malestar en la cultura (1925),
    Inhibición, síntoma y angustia (1925)
    Nuevas aportaciones al psicoanálisis (1933)


    • empezó estudiando la histeria,
    • siguió con las neurosis,
    • continuó con el Inconsciente y una teoría general de la psique,
    • amplió a la sociedad (La psicología de las masas, El malestar en la cultura),
    • llegó a la Historia (Tótem y tabú, Moisés)

    Hay un montón de conceptos y teorías que bailan entre una y otra etapa a medida que Freud las reformulaba. Represión, libido, mecanismos de defensa…

  • El origen del mundo, Courbet, Lacan y memes

    El origen del mundo, Courbet, Lacan y memes

    El cuadro (1866) fue un escándalo. Con el tiempo, las coordenadas del cuadro alcanzan la moral burguesa, la II Guerra Mundial, el psicoanálisis, la posmodernidad.
    Viajó de Francia a Hungría, fue incautada por los nazis, recuperada por los rusos, devuelta al coleccionista húngaro y finalmente vendida a Lacan.
    Y Lacan, como habían hecho los anteriores propietarios, cubrió la pintura con otra, y ahí se echa en falta la interpretación analítica del ocultamiento.
    O no:

    «La casa de campo donde estuvo escondido el cuadro era el lugar usado por Lacan para encontrarse con su amante. Aunque lo parezca, no hay ninguna contradicción en que un famoso psicoanalista mantenga oculto un cuadro porque se lo considere «inmoral». Por el contrario, es coherente con la hipocresía social que un hipócrita burgués pregone lo contrario de lo que realmente piensa y hace. Y Lacan no ha sido sino otro burgués aprobado por burgueses que le concedieron autoridad para hablar sobre la conducta humana.» (Juan Carlos Boveri)

    Lacan, como Freud, era un compulsivo coleccionista de arte. Pero mientras Freud se orientaba a la arqueología y la escultura egipcia, Lacan intimó con la vanguardia. Se casó con Sylvia Bataille, ex de Georges Bataille. Asistió a la primera lectura de Ulysses de James Joyce. Trató a Picasso y fue amigo y compinche de Dalí.

    Dalí llegó a entrevistarse con Freud (vía Stefan Zweig) en 1938, un año antes de que este muriese: como si el pintor hubiese tenido el capricho de hacerse un selfie con el psicoanalista legendario: puro fetichismo.


    La artista ORLAN (1947- ) replicó el cuadro de Courbet en 1989, desde una estética contemporánea orientada al arte corporal. Su versión de Courbet se titula El origen de la guerra:

    Jacques-Alain Miller (yerno de Lacan y líder del lacanismo desde hace décadas) entrevistó a ORLAN en 2008:


    Deborah de Robertis (perfil en Vimeo) convirtió el cuadro en performance en 2014, frente al cuadro en el mismo museo d’Orsay.

    No es su única recreación reivindicativa. Se ha desnudado en otros espacios institucionales como el Santuario de Lourdes.


    Más recientemente (2020), Ali David Teymouri recreó el cuadro en una llamada «versión confinamiento». Del realismo de Courbet a la posmodernidad más líquida:

    Se había inspirado en el cuadro de Etienne Gross:


    El artista urbano Sam3 pintó una versión en forma de graffitti participando en el proyecto Reversible (Rivas-Vaciamadrid, Madrid, 2019) Al cabo de pocas horas el Ayuntamiento la censuró, cubriendo la valla con una lona negra. Vuelta al origen del mundo: el Poder.


    Bonus:


    Una curiosidad:
    Según Claude Schopp (El origen del mundo, vida de la modelo), la mujer que posó para Courbet se llamaba Constance Queniau y era una antigua bailarina de la Ópera de París.

  • Histeria  y vibradores

    Histeria y vibradores

    La leyenda: el vibrador fue inventado a finales del XIX como utensilio médico que empleaban los especialistas en histeria. Para no tener que hacer los famosos «masajes pélvicos» (aka, masturbación o casi) que agotaban los músculos de los doctores o de sus ayudantes, la ciencia médica recurrió a la recién descubierta electricidad para inventarse el vibrador. Adiós al trabajo manual mecánico, bienvenida la tecnología.

    Leyenda. Circuló en sordina durante décadas hasta que llegó el certificado oficial. Rachel P. Maines, una historiadora de la tecnología, publicó La Tecnología del Orgasmo: La Histeria, los Vibradores y la Satisfacción Sexual de las Mujeres en 1998.
    Confirmación académica de la leyenda, con documentales:

    y entrevistas:

    De ahí a la cultura popular. La leyenda se expandió por el mundo globalizado como hecho comprobado. El cine (Hysteria, 2011) se añadió a la campaña. Dos años antes, triunfaba en los escenarios de todo el mundo En el cuarto de al lado o una historia sobre el vibrador (2009) de la norteamericana Sarah Ruhl.
    El psicoanálisis y los vibradores son, pues, deudores de las histéricas.


    Hasta que llegó Hallie Lieberman y publicó en 2017 Buzz: The Stimulating History of the Sex Toy. No, los vibradores o masajeadores nada tienen que ver con el tratamiento de la histeria; en todo caso, se empleaban como remedio para el asma, hemorroides, resfriados, para quitar arrugas o aliviar la ciática.
    Un buen resumen de la historia de los juguetes sexuales (que hace 30.000 años que existen) en YouTube: en 3 minutos es capaz de condensar las casi 400 páginas del libro de Lieberman.


    WEBGRAFÍA
    · ¿Realmente usaban los médicos vibradores para tratar la histeria en las mujeres?
    · Los mitos y verdades sobre el origen de los vibradores

  • El baile de las locas (2021)

    El baile de las locas (2021)

    Dirigida y escrita por Mélanie Laurent (una mujer, no es casualidad), la película (basada en la novela del mismo título, escrita por otra mujer: no es casualidad) retrata el mítico Hospital donde reinó Charcot más de 20 años convirtiéndolo en centro de peregrinación. Allí fue Freud con una beca de seis meses, uno más de los muchos curiosos que querían estudiar lo último en neurología o simplemente contemplar el espectáculo ofrecido por histéricas entrenadas al efecto.
    Charcot hipnotizaba ante el auditorio (artistas, médicos, estudiantes, fisgones, gente de bien) a sus histéricas provocando síntomas: un circo científico de lo más bizarro.

    La película se focaliza en la historia de una jovencita burguesa que tiene la mala suerte de aficionarse al espiritismo y leer a Kardec. Como tantas mujeres rebeldes que no encajaban en la normalidad de la época, fue encerrada por su padre en la Salpêtrière. Indefinidamente.

    El retrato del Hospital (más bien, prisión de seguridad) incluye algunas escenas de las performances de Charcot, de los métodos de vigilancia y castigo, de los abusos, de la sororidad entre las prisioneras. Y la apoteosis casi buñuelesca de la fiesta anual donde los burgueses respetables podían bailar con las locas.

    Buen ritmo, formato elegante, ambientación detallista que nos sumerge en aquel horror disfrazado de profesionalidad médica: un campo de concentración femenino en pleno París de finales del siglo XIX.

  • La Salpêtrière, de Charcot a Chaplin

    La Salpêtrière, de Charcot a Chaplin

    Siglo XVII, Luis XIV construye el palacio de Versalles y la Salpêtriere, los dos extremos. Del lujo exhibido a la miseria ocultada.

    Hospital, reformatorio, cárcel. Depósito de enfermas, pobres, delincuentes. De mujeres: bastaba que el padre o el marido firmase la autorización para desprenderse de una mujer que les resultase molesta. Histéricas, epilépticas, dementes, brujas, prostitutas, espiritistas, idiotas, lesbianas, judías… En realidad, mujeres maltratadas, castigadas a vivir encerradas y encadenadas hasta el s.XIX en que Philippe Pinel les quitó los grilletes.


    Después, el mítico Charcot convirtió el Hospital en un centro de peregrinación científico, el joven Freud entre muchos otros. Charcot desplegó un monumental trabajo de investigación neurológica. Carismático, invirtió su talento artístico (aficionado a la pintura y la fotografía) en poner de moda la Salpêtrière. Sus enfermas pasaron a ser reclamo de performances, mostradas como espectáculo. ¿No han sido los circos muestrarios aplaudidos de personas deformes? Artistas, burgueses, espectadores curiosos. La mujer rebelde, domesticada como los animales salvajes en los zoos.

    De este híbrido perverso de enfermedad y espectáculo surgieron estrellas como Augustine o Jane Avril, la musa de Toulouse-Lautrec.
    Y toda una estética. La estética convulsiva, evidente en la gestualidad de Chaplin e incluso rastreable en la obra literaria de Samuel Becket, aficionado al cine y al music hall:

    “El cabaret parisino y el café-concert entre 1865 y 1907 se caracterizaban por mostrar un lenguaje corporal convulsivo hecho de movimientos frenéticos, angulares y ‘mecánicos’ acompañados por tics y muecas. En las postrimerías del siglo XIX las performances de cabaret en París estaban muy influenciadas por el discurso médico sobre la histeria y la epilepsia y por las descripciones populares de los desórdenes nerviosos que aparecían en diarios y revistas”

    Un sarcasmo: el Hospital celebraba un baile anual donde las familias de bien podían congeniar los las locas seleccionadas. El baile de las locas:
    El baile de las locas, una novela de Victoria Mas (2021), llevada al cine por (Mélanie Laurent, 2021)

    Y otro sarcasmo: Lady Di murió en el hospital de la Salpêtrière. Paparazzi. Todos los focos del mundo. La última pirueta.


    REFERENCIAS:
    · El teatro de las locas: el oscuro experimento de los inicios de la psiquiatría en el hospital más grande de París
    · Rae Beth Gordon: De Charcot à Charlot: Mises en scène du corps pathologique. Presses Universitaires de Rennes, 2020 (Amazon)

  • Histeria, ‘borderline’, feminismo

    Histeria, ‘borderline’, feminismo

    El psicoanálisis clásico tiene difícil encaje con el nuevo paradigma epistemológico feminista. Desde el Edipo y la castración freudianos a los esquemas de sexuación lacanianos.
    Ejemplo: la histeria. Resulta imposible mantener los supuestos que maneja Freud cuando interpreta el mítico caso Dora, en el que lee la represión sexual (el encuentro traumático con la sexualidad) donde hay un abuso de manual. Que entonces no era abuso: no existían.

    De la histeria (retirada oficialmente del DSM) ha quedado los TLP, Trastornos Límite de Personalidad o borderline. Cambio de nombre, parecidos prejuicios. La misma cultura patriarcal, la misma resistencia, la misma represión ideológica y conductual. Pero lo reprimido regresa como síntoma. Donde la neurología tenía la histeria ahora la psiquiatría tiene TLP. Y el psicoanálisis, de perfil. O dividido entre distintas estrategias de modernización.

    Una cita (por supuesto, de una mujer). Casi todas las reflexiones interesantes sobre histeria o TLP son escritas por mujeres: