Lacan (1901-1981)

No conoció personalmente a Freud pero se enfrentó a la escuela angloamericana de la Psicología del Yo por considerar que lo habían traicionado. Propuso y practicó el «regreso a Freud». Otra cosa es que sus aportaciones más personales poco tuviesen que ver con las teoría de Freud. Tanto es así que fue expulsado de la Asociación Internacional de Psicoanalistas por disidente.

Nació y murió en París. Psiquiatra y, como Freud, gran lector, coleccionista de arte, independiente y de amplia cultura. Y también como Freud, creó escuela. A su pesar: disolvió, un año antes de morir, la Escuela Freudiana de París que había creado. Resultado: una gran parte del psicoanálisis que se estudia y practica hoy día es de orientación lacaniana. ¿No es la paradoja una seña de identidad del Inconsciente?

Así como Freud se basó en la biología, la neurología o la termodinámica, Lacan se inspiró en la lingüística, el estructuralismo, la lógica o la topografía: poco que ver. Y es que las épocas de Freud y Lacan tienen poco que ver.
Tenían en común, sin embargo, su distanciamiento con la figura del padre o su empeño pedagógico: Lacan dictó sus famosos Seminarios a lo largo de 20 años, a razón de una clase por semana.
En cuanto al estilo: todo lo que tiene Freud de prosa didáctica y amplitud sintáctica, lo tiene Lacan de barroco y hasta críptico. Se dice que para estudiar a Lacan no basta estudiar francés, hay que estudiar «lacaniano».

A Lacan le debemos el concepto de estadio del espejo (fácil), los tres registros imaginario, simbólico y real (casi fácil), la articulación entre necesidad, demanda y deseo (normal), el Otro (interesante), el fantasma (difícil) o el grafo del deseo (para nota) y muchos más.
Dejémoslo en esto: nacemos capturados por el lenguaje que habla nuestro entorno (nuestros padres…) y por lo mismo hablaremos por boca de ellos; y quedamos capturados por sus deseos, que son en buena parte inconscientes. El Inconsciente es el discurso del Otro.