«Dora» (Ida Bauer)

Ida Bauer, 'Dora'

1493 palabras, 8 minutos de tiempo de lectura.

«Anna O». y «Dora», los dos casos sobre los que se levanta buena parte de la arquitectura psicoanalítica. Comentados y destripados hasta el aburrimiento: una búsqueda en Google de la cadena «caso dora» arroja 34 millones de resultados.
«Fragmento de análisis de un caso de histeria» (caso «Dora»), Tres ensayos de teoría sexual: textos canónicos de lectura obligatoria para el estudiante.

Sin embargo, ambos tienen algo o bastante de casos fallidos. Tanto Bertha/»Anna O.» como Ida/»Dora» dejaron el análisis. Acting out. Según Freud y muchos exégetas, por inmadurez de las dos clientas. Y, con la boca pequeña, porque ambos terapeutas no supieron leer del todo ni uno ni otro caso, igualmente por inmadurez, en este caso profesional: «Anna O.» y «Dora» estrenan el psicoanálisis, todo estaba por inventar.

Freud acusa a Breuer (quien dirigió la cura de «Anna O.») de no haber sabido registrar la contratransferencia ni aceptar el origen sexual de la histeria.
Peor con «Dora»: Freud insistió en encajar la realidad en su teoría. Desestimó las quejas de la adolescente, casi una niña, por ser objeto del acoso sexual del sr. K y del acoso familiar inspirado por su propio padre. Y encima, acoso interpretativo de Freud. Tres hombres maduros en sintonía para acallar la protesta ¿histérica? de la chica.

¿Extraño que el presunto tratamiento apenas durase tres meses?
¿Extraño que tantas interpretaciones recientes detecten el paternalismo patriarcal de Freud, que compartía con su época?
¿Extraño que Freud, tenaz y ambicioso como pocos, revisase posteriormente el caso «Dora» reconociendo sus posibles errores? Por ejemplo, no haber sabido ver la homosexualidad: la histérica se pregunta qué es ser mujer desde la mirada de un hombre (sic) Pero se congratula de haber confirmado la supremacía de la represión sexual por sobre el trauma. ¿Ser acosada a los 14 años por un tipo casado con el consentimiento de un padre que la usaba como moneda de cambio para mantener su adulterio… esto no es un trauma?
No, en aquel tiempo todo esto eran alucinaciones de histérica.

«Dora» formaba parte del entorno judío de Freud. Su familia vivía en la misma calle y el padre de «Dora» (todo un personaje: industrial rico, tuberculoso y sifilítico de joven, medio ciego que recuperó la vista) había sido tratado por Freud, aconsejado por nada menos que el sr. K, otro galán que no podía soportar a su mujer. Intercambio de parejas, con la madre de «Dora» dedicada a limpiar la casa y con ganas de que el sr. K resultase una influencia socialmente rentable.
La sagacidad de Freud no bastó para darse cuenta de lo elemental («Dora», abusada), tal vez porque este juego perverso de sexualidades hipócritas era varonil y respetable. Invisible.

Ida Bauer

¿Y después de las sesiones?
Ida Bauer (1882-1945) se casó y llevó, ya emigrada a EEUU, una anodina vida de ama de casa. Aburrida y frustrada, aparcada por un marido que la engañaba y un hijo director de orquesta que triunfaba con las mujeres.
Por cierto, su hermano Otto Bauer (1881-1938) fue destacado líder socialdemócrata y ministro de Asuntos Exteriores austríaco.
Y una curiosidad: existe otra famosa Ida Bauer, cantante y actriz coetánea de «Dora», cuya imagen en ocasiones se atribuye a la paciente de Freud.

A medida que pasa el tiempo, las lecturas del fundacional «caso Dora», sobre todo hechas por mujeres, se alejan más de la ortodoxia. Ya no se ve como un caso de resistencia («Dora» se niega a aceptar la interpretación de Freud, ahí está la resistencia, porque rehúye el contacto con la sexualidad; se refugia en el padre para sostenerlo al estilo de las histéricas) sino una falta de sensibilidad masculina, marca de la casa de la época: la incapacidad de ver un abuso. De dos. A los que Freud sumó el suyo propio.


WEBGRAFÍA
· La Dora de Freud: ¿El primer gran caso psicoanalítico es un fracaso?
· Raúl Portas Esquivel: Nota biográfica sobre el caso Dora
· David Sachs: Reflexiones para el caso Dora de Freud después de 48 años
· Notas sobre la biografía de Ida Bauer (Marcelo Orandi)

· Caso Dora: la historia de un fracaso (Paula Mastandrea)

BIBLIOGRAFÍA

Katharina Adler

Katharina ADLER: Ida (Otro Cauce. 404 págs)
Escrita por su bisnieta, se estructura en torno al historial clínico freudiano y, mediante la evocación de las formulaciones contemporáneas al tratamiento, nos permite adentrarnos en lo particular de la vida individual y familiar de Ida hasta llegar a la mujer adulta que supo con posterioridad con quién se había encontrado en su juventud y el efecto duradero que dicho encuentro tuvo a lo largo de su vida.

Marge Thorell

Marge THORELL: Freud’s Dora (McFarland, 232 págs)
Freud’s 17-year-old case study «Dora» is well known in the literature of psychoanalysis. Yet few know the full story–told here for the first time–of this notable woman, who walked out on Freud after three months and, in a sense, cured herself: Born into an important Jewish-Austrian family, Ida Bauer Adler suffered from «petite hysteria»–loss of voice, difficulty breathing, migraines, fainting spells–brought on by the overt sexuality of her relatives

Eloisa Castellano

Eloísa CASTELLANO MAURY: El caso Dora, más allá del diván. Diario imaginario de Ida Bauer (Biblioteca Nueva, 142 págs)
La autora ha intentado pasar al otro lado de la escena habitual, abandonando la posición de terapeuta y poniéndose en el lugar de la paciente, dándole la palabra «más allá del diván», escuchando sus quejas, su lucha, sus angustias. Ha acompañado a «Dora» en sus tres meses de análisis con Freud, imaginando sus fantasías más íntimas, compartiendo las frustraciones y la rabia que no supo o no pudo expresar a su psicoanalista… quizás porque Freud, en su contratransferencia no se lo permitió.

Hannah Decker

Hannah DECKER: Freud, Dora y la Viena de 1900. Biblioteca Nueva, 2013, 415 págs.
La exploración que  hace Hannah S. Decker de Dora es una empresa noble, especialmente a la luz de la literatura que se ha desarrollado en torno a este caso, uno de los más tristes de Freud. Al poner a Dora en su ambiente, su familia, su ciudad, su religión, y su país, ha logrado recrear esta persona compleja y emplazar nuestro conocimiento de la relación de Freud con esa paciente sobre una nueva base. Ésta es una contribución importante.
Su erudición es impresionante.

FILMOGRAFÍA

Dora Freud

Sigmund and Dora (Abby Lincoln, Rob Merrit. Guión y dirección: Shelby Hagerdon) 2020
[IMDb] [Facebook]

Sigmund's Freud Dora

Sigmund Freud’s Dora (Dirección: Jane Weinstock) 1979, 35 minutos [enlace]


Algunas de las respuestas de Katharina Adler en una entrevista publicada en El Sigma, a raíz de la publicación de su novela Ida:

Sabía que había sido una famosa paciente de Freud y conocía sus momentos duros, como cuando tuvo que huir de los nazis por ser una judía austriaca. Lo que no sabía y lo que realmente me sorprendió es que era muy hábil en los negocios y que dirigía un salón de bridge comercial que mantenía a toda su familia, incluido su marido, que no tenía talento para ganar dinero.

Hubo cierto interés en convertir la historia de Ida en una película o en una miniserie. Por desgracia, las historias históricas son muy difíciles de financiar, ya que suelen ser muy caras. Sin embargo, hay una serie actualmente en Netflix que está relacionada de alguna manera con Ida. “Transatlantic” cuenta la historia del Comité de Rescate de Emergencia, que ayudó a artistas e intelectuales a escapar de los nazis, entre ellos el pintor Max Ernst, los filósofos Hannah Arendt y Walter Benjamin, y Marcel Duchamp. Ida Adler, de soltera Bauer, también se contó entre esos asistidos que tuvieron que irse al exilio. Gracias a este comité pudo embarcar en uno de los últimos buques que salían de Marsella.

Ha habido varias lecturas feministas acerca del tratamiento de Ida. Y en general me uno a esas opiniones respecto de que las conclusiones de Freud sobre Ida son muy problemáticas, por no decir otra cosa. Ida tenía todo el derecho a poner fin a su tratamiento. Por otro lado, hay que tener en cuenta que mi bisabuela fue una paciente muy temprana en la carrera de Freud, quien revisó sus técnicas de psicoanálisis a lo largo de los años, así como también su visión respecto de las mujeres.

Dicho esto, es importante subrayar que Freud estaba más interesado en publicar sus descubrimientos y en ganarse una reputación de pionero que en proteger a su paciente. Nunca pidió permiso para escribir sobre Ida y parece que estaba más interesado en dar un ejemplo vívido a su “Interpretación de los Sueños” que en ayudar a Ida. También tengo la sensación de que Freud sentía cierto resentimiento hacia Ida, que terminó abruptamente su tratamiento, lo que debió de herir la vanidad de Freud. Además, perdió una fuente de ingresos en una época en la que apenas ganaba dinero y tenía una familia numerosa que mantener.

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