La peli no va sobre Freud pero fabula sobre las mujeres histéricas y la moral victoriana de la misma época.
Comedia romántica: la masturbación terapéutica y la invención del vibrador en formato para todos los públicos.
Un respetable doctor atiende a una respetable clientela femenina aquejada de síntomas histéricos respetables (ansiedad, sofocos, la soprano que no llega al do de pecho), a base de «masajes pélvicos» (aka, masturbaciones por supuesto respetables)
Otro doctor, jovencito, le hace de ayudante pero se arruina la mano de tanto masaje pélvico y tiene que aliviar la contractura con un artilugio inventado por su excéntrico amigo, fanático de la tecnología y la electricidad. Eureka. Adiós a la agotadora masturbación manual (una hora de esfuerzo), bienvenido el primer vibrador de la Historia: tres orgasmos en cinco minutos.
Y todo envuelto en una historia de amor, cómo no, y un contexto histórico que es un alegato feminista al uso y un canto a la libertad.
Con final feliz. La mismísima Reina Victoria probando el vibrador.
La peli no se lo inventa todo: El vibrador a lo largo de la Historia
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