Del pintor vienés Richard Gerstl (1883-1908) suele recordarse su trágica relación con los Schoenberg. Entró a vivir con la pareja cuando esta tuvo que alquilar una habitación de su casa para sobrevivir. Pintó varios retratos del músico, solo o con mujer e hijos. Pintó a Mathilde, la esposa. Se enamoró de ella y ambos se fueron a vivir juntos, para desesperación del músico. Hasta que este consiguió que ella regresase. Desenlace: Gerstl se suicidó cuando solo tenía 25 años, ella entró en una depresión de la que no se recuperó y al cabo de poco murió. Schonberg volvió a casarse unos meses después.

De la obra de Gerstl, potente siempre, destacan sus autoretratos. Aunque en sus primeros años seguía la estética modernista de Klimt y el grupo Secesión de Viena, evolucionó hacia un estilo más personal, plenamente expresionista, que me recuerda a Van Gogh (sobre todo los paisajes) o Kokoschka.












Como Van Gogh, se autorretrató en numerosas ocasiones y en muy distintas poses.
Trabajo intenso de introspección que remite a una época de violentos cambios y búsquedas. No solo externas (revolución científica, desmoronamiento del Imperio, Gran Guerra…) sino íntimas: fundación de la Psicología o el Psicoanálisis.
Autorretratos, una forma de autoanálisis. Necesidad de interrogarse, búsqueda de un yo que sostenga las mutaciones, narcisismo secundario como refugio contra una sociedad burguesa con la que el artista (heroico, genial, hiper romántico) quiere romper.
Freud, habitante de la misma Viena de Klimt, Kokoschka, Mahler, Schiele, Gerstl o Shoenberg, compartía esta exploración de «lo oscuro» al mismo tiempo que se alejaba de cualquier modernidad estética y social.
El respetable doctor Freud nada tenía que ver con la colección de bohemios que hicieron de Viena la capital de la vanguardia artística.
Enlaces:
76 obras de Richard Gerstl
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