Descartes: «pienso, luego existo».
Lacan: pienso, luego digo que pienso. La «realidad» es lingüística, producto del lenguaje, pero se nos olvida y damos estatuto de «real» a los pensamientos y las cosas como si no fuesen constructos del habla.
La persona cree que es, dice que es. Soy alto, eres joven, es antipático. Pero cree que es porque habla, porque dice que es. Digo que soy alto, digo que eres joven…
El habla nos da el «ser». La ilusión del ser viene dada por el habla, de ahí que la persona sea un hablanser, traducción propuesta por Alfredo Eldesztein para el término lacaniano parlêtre.
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