«Sin amor caemos enfermos.»
Sigmund Freud
«Jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; Jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado a su amor.»
Aviso: spoilers
Ni el poliamor, ni la pareja abierta. La pareja burguesa ilustrada: él profe, ella psico. Buena casa, hijos que ya han levantado el vuelo o casi, libros, jardín. Pero siempre puede abrirse una vía de escape. Una falta. Y ahí empieza la aventura de cómo taponarla. Una nueva aventura, sí, ahora que la otra (la pareja) ha encallado. Regresar al antiguo amor, construir un nuevo marco: hacia atrás, hacia adelante. Y, mientras, un cliente devastado con la réplica del accidente en bici. Y otro que tiene que ser rescatado por la hija.
La serie empieza como acaba, esta tentación de tantos realizadores para dar apariencia de solidez a la historia. Uno frente a otro. Pero han pasado cosas, de ahí el epílogo. Indispensable incluso en su fugaz ambigüedad. Con la resaca del fracaso se regresa al abrazo de la comodidad. De nada le sirve a Alan dejar el piso de Claire como una patena. El gemelo perdido estaba en la casa burguesa, en el hogar, al lado de la esposa madre de sus hijos.
¿Qué se ha atravesado en la fórmula de «todos felices si somos honestos y abiertos», el perfecto equilibrio entre el principio del placer adolescente y el principio de realidad cincuentón? Se ha travesado el amor, este invitado inesperado que rompe contratos.
Ellas saben lo que quieren. Joy, madura y con hijos, sexo. Claire, joven y sin hijos, además quiere amor. Ellos no lo saben, por eso Alan no para de decir «I’m sorry».
De psicoanálisis, poco. Joy podría ser asesora fiscal. O comercial inmobiliaria. En todo caso, el escenario sirve para que desfilen tres casos que ella no puede guiar. Otro fracaso.
Y la psicoanalista. El quinto episodio es, casi por completo, una sesión de análisis. Lástima que se enrede los primeros quince minutos, porque nos entrega algunas claves. El sexo se activa como remedio contra la muerte. De la madre, del paciente, del padre de Lawrence. De ella misma, psíquicamente, que siente que ha entrado en el bucle que a veces es la edad adulta.
O sea que Wanderlust no tuvo segunda temporada. Demasiado lenta, demasiado sutil. Demasiados silencios.
Preciosa la fotografía. Buenos personajes y actores secundarios. Toni Collette, super star. Realización elegante. Eso: condenada por un mensaje ambiguo y una puesta en escena sin groserías.
CURIOSIDADES
. La novela que recupera Joy con la dedicatoria de Alan cuando novios es Una pena en observación de C.S. Lewis, dedicada a la muerte de su esposa, que se llamaba… Joy.
. No, el orgasmo de Toni Collette no es el primero en la historia de la BBC
FICHA
Wanderlust (2018). Miniserie británica, 6 episodios de 60 ‘. BBC/Netflix.
Guión y dirección: Nick Payne (guionista en La última carta de amor y en la temporada 2 de The Crown)
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