El minuto musical más famoso de la historia del cine: la escena del asesinato en la ducha. Apenas dura 1 minuto. Solo 60 compases. Y todo a cargo de un cuarteto de cuerdas. Nada de orquesta sinfónica como se estilaba durante décadas. 4 instrumentos, 1 minuto.
La música basa la fuerza de su impacto en la simplicidad de sus efectos, todos contundentes: notas muy agudas fuertes y breves al principio con sforzando, glissandos, pizzicatos, notas graves y largas después, también en sforzando y fortissimo.
No hay efectos ni mezclas. No hay electrónica, solo amplificación de los violines para subrayar lo áspero de sus notas, como rasguidos.
La austeridad de la partitura fue decisión del compositor, Bernard Hermann, en consonancia con el formato en blanco y negro y el bajo presupuesto de la película. Paramount no quiso producir la película y tampoco Hitchcock quería música en la escena de la ducha: dos negativas que no impidieron el resultado genial que conocemos. Casi tres negativas, porque Herrmann en principio rechazó componer la banda sonora porque la oferta económica era insuficiente.
Esta versión permite seguir la ejecución en detalle:
Esta versión muestra la partitura completa en solo dos pantallazos.
Esta versión muestra en paralelo el desarrollo de la música (con análisis superpuesto) y la escena:
Versión secuenciada:
Y una versión para piano:
Para guitarra, casi irreconocible: