El baile de las locas (2021)

Dirigida y escrita por Mélanie Laurent (una mujer, no es casualidad), la película (basada en la novela del mismo título, escrita por otra mujer: no es casualidad) retrata el mítico Hospital donde reinó Charcot más de 20 años convirtiéndolo en centro de peregrinación. Allí fue Freud con una beca de seis meses, uno más de los muchos curiosos que querían estudiar lo último en neurología o simplemente contemplar el espectáculo ofrecido por histéricas entrenadas al efecto.
Charcot hipnotizaba ante el auditorio (artistas, médicos, estudiantes, fisgones, gente de bien) a sus histéricas provocando síntomas: un circo científico de lo más bizarro.

La película se focaliza en la historia de una jovencita burguesa que tiene la mala suerte de aficionarse al espiritismo y leer a Kardec. Como tantas mujeres rebeldes que no encajaban en la normalidad de la época, fue encerrada por su padre en la Salpêtrière. Indefinidamente.

El retrato del Hospital (más bien, prisión de seguridad) incluye algunas escenas de las performances de Charcot, de los métodos de vigilancia y castigo, de los abusos, de la sororidad entre las prisioneras. Y la apoteosis casi buñuelesca de la fiesta anual donde los burgueses respetables podían bailar con las locas.

Buen ritmo, formato elegante, ambientación detallista que nos sumerge en aquel horror disfrazado de profesionalidad médica: un campo de concentración femenino en pleno París de finales del siglo XIX.

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