Los Freud, los Wagner, los Lacan: dinastías

Julio 2023: polémica por los nuevos montajes (incluidas gafas 3D para los espectadores; años antes, ya habían sobrevolado drones sobre el escenario) en Bayreuth, de la mano de su directora Katharina Wagner (en la imagen, junto a su hermana y codirectora durante años Eva).
Bayreuth, una historia iniciada por Richard Wagner como templo para sus óperas y que desde su muerte (1883) ha sido dirigida por su familia. Primero por su viuda Cósima (hasta el año 1906) y después por su hijo Siegfred, su viuda Winifred, los hijos de ambos Wieland y Wofgang, y finalmente las hijas de Wieland, Eva y Katharina. O sea, las biznietas del compositor.
Todo queda en casa, como en las monarquías absolutas hereditarias. Con sus correspondientes disputas y enemistades internas. Con sus inevitables interacciones con la aristocracia cultural, política y económica de sus épocas. Un tiempo asistía Bismarck, Hitler se acercó al ecosistema Wagner (la raza aria, la mística nibelunga) y en los últimos años se abre a nuevos públicos. Con sus ciclos de esplendor, casi bancarrota y resurrección.
Lo que no cambia: Bayreuth es el reino familiar de los Wagner

¿El talento se hereda? ¿Y el genio? ¿Un patriarca puede imprimir estos genes en su descendencia, cautiva del patrimonio heredado, criada y entrenada desde su nacimiento para dedicar su vida al fundador de esta religión y su liturgia?

Parece que Freud, y en general la teoría psicoanalítica, desaconseja que los analistas acepten a sus íntimos como clientes. ¿Acaso una mujer puede declarar como testigo en un juicio contra su marido?
Pero Freud analizó a su hija pequeña Anna (sustituta de urgencia de su auténtica favorita, Sophie), la formó como psicoanalista y la entrenó para ejercer de asistenta, de secretaria, de gestora del patrimonio que Freud quería controlar en su expansión internacional. Dicen que incluso medió (¿sutilmente?) para que no se casase con Ernest Jones, por mucho que este fuese el biógrafo (¿hagiógrafo?) oficial de Freud y uno de sus mayores admiradores.

¿Y Lacan? Adoraba a su hija Judith, aunque apenas tuvo relación con sus dos hijos anteriores (una, Sibylle, psicoanalista, se suicidó).
Y en correspondencia, Judith dedicó buena parte de su vida a difundir la obra de su padre. Se casó con Jacques-Alain Miller, ¿casualmente? heredero intelectual de Lacan, editor y máximo intérprete de su obra durante los últimos 40 años.

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